Olivia te cuida

Con esta calorina lo único que suele apetecer es quedarse en casa con el aire acondicionado o pasarse el dia a remojo en la piscina. Las tardes son para esto último, asi que este verano por las mañanas, me propuse que al menos dos veces por semana, movería el culo de casa y nos iríamos a hacer cosas las 3 juntas. Descubrir un sitio nuevo, hacer un plan diferente para ellas, llevarlas a comer fuera, visitar un museo…

Asi que siguiendo mi propósito, ayer nos fuimos de compras a una de mis zonas preferidas de Madrid, las Salesas y luego a comer por ahí. Quería ir a las rebajas de Pequeño Rockanroll a comprarles unas camisetas de Bobo Choses que se me habían antojado, asi que cuando salimos, nos fuimos a comer a Olivia te cuida que nos pillaba muy cerquita.

Conocí este sitio hace ya un par de años, y había vuelto desde entonces.

Es un local chiquitín, muy personal y lleno, llenito de encanto.

De este estilo que se lleva tanto y que a mi me tiene loca. Con los suelos de madera, las sillas desvencijadas, mesas diferentes de madera y hierro, cajas con naranjas, flores en tarros de cristal, espejos apoyados… Pocas cosas, pero muy bien puestas y con estilazo del bueno.

Pero Olivia te cuida no vive sólo de su atractiva estética sino de su riquísima comida bio. De la carta quieres pedírtelo todo y cuesta horrores decidirse si te gusta este tipo de comida, como es mi caso. Finalmente me decidí por unos raviolis de calabaza para Martina y una ensalada de lechugas, manzana, aguacate y nueces para mi.

No os puedo explicar lo muchísimo que le gustaron a Martina los «rifiolis» como decia ella. Tanto es así, que cuando vinieron a retirar los platos pensando que habíamos terminado, Martina le dijo a la chica que no se llevara el suyo que se los iba a comer «todos, todos». Y cumplió, vamos que si cumplió, ¡no dejó ni uno!…

Lo que me gusta de Olivia te cuida es el concepto de restaurante, en el que la mayoría de las mesas o espacios reservados para comer, los compartes con el resto de comensales. Y la gente que va allí, sabe que esto es así y le gusta. Y a mi personalmente me encanta. Lo mejor es ir con reserva hecha o corres el riesgo de no encontrar ni un huequito porque todos están muy solicitados. Nosotras tuvimos suerte porque llegamos antes de que la gente saliera de trabajar, luego hubiese sido totalmente imposible.

Nos dieron un sitio en la mesa del centro al lado de la puerta, donde pudimos colocar sin problemas el coche de Lola y donde Martina pudo jugar a entrar, salir y por supuesto saltar, una y otra vez.

Mi sitio preferido si tuviera que reservar, quizá sería la mesita que está en una de las puertas y que está abierta a la calle. Una monada, eso si, es sólo para dos. Pero si habéis quedado un día con una amiga para charlotear, ese es vuestro sitio :).

A veces pensamos que para ir con niños hay que buscar sitios donde tengan cosas especificas para ellos, pero no tiene porque ser así. A mi cada vez más me gusta descubrir lugares que, aunque no tengan aparentemente ningún guiño hacia los niños, desprenden encanto y amabilidad, y eso hace que ellos se sientan como en casa y estén a gusto. Además, lo bueno de los enanos, es que encuentran la diversión y el entretenimiento donde menos te lo esperas.

Asi que seguiremos en nuestra búsqueda de lugares bonitos  Mammaproof para la nueva guía de esta Navidad.

¡Hasta el viernes!

 

Olivia te cuida

Santa Teresa, 8

28004 Madrid