«Yo es que sin música no puedo vivir.»
Teresa Abaitua
Tenía pendiente este post desde hace… más de 2 años. Recuerdo perfectamente cuando fui a casa de Teresa Abaitua a finales de la primavera de 2018. Ella quería que fuera mientras su jardín «era una juerga», pero no quería que publicara el post hasta que tuviera lista su web. Era su espinita clavada, nunca la veía del todo bien como para lanzar, pero hay veces que, simplemente, hay que lanzar y luego ya se irá mejorando, eso es lo que le decía por experiencia. Por el camino, CBDA se me hizo bola con todo el trabajo que iba teniendo y fueron pasando los meses y estas fotos, y muchas otras, quedaron guardadas en un disco duro a la espera de que un día decidiera publicar de nuevo. Y aquí estoy, es mi regalo de Navidad, para ella que se lo merece todo, y para vosotros, porque, si todo va bien, pretendo volver al blog, en pequeñas dosis, pero me apetece mucho.
No me había dado cuenta de cuánto lo echaba de menos hasta que me puse ayer a repasar las fotos que tenía de casa de Teresa. Y de pronto recordé lo que era fotografiar para mí, sin agobios, sin presión por si sale mejor o peor, contar historias, fotografiar para crear mi propio contenido que compartir con vosotros, y hacerlo por placer. Ese «Remember why you started» me venía a la cabeza en tamaño gigante.
Pero vamos con Teresa y su bonita y colorida casa.




Su casa es como ella: alegre, colorida, divertida, agradable, familiar, muy familiar… Es, como yo le decía, como si viviera en un lugar de vacaciones todo el año.
Lo primero que llama la atención al entrar es su cocina, amplia y la mayor explosión de color de toda la casa. El mural de azulejos de colores me contó que lo hizo ella misma y que fue combinando los colores hasta que dio con el mosaico perfecto y entonces lo pusieron en la pared.
Me recibió a la hora de comer, se puso a hacer un humus mientras me contaba historias de la casa, sus hijos empezaron a llegar, entraban, subían a su cuarto, bajaban, le ayudaban en la cocina, unos se iban, otros comían rápidamente, era el final de curso y todos tenían diferentes compromisos. En su casa se respira vida y mucho respeto y «buen rollo» entre ellos. El lema que reza en la entrada de su casa «Be kind» sin duda se siente. Siempre pienso que aunque sean mensajes obvios, cuando los pones en grande en un rincón de la casa y los ves cada día, de alguna manera te calan. La entrada me pareció el lugar perfecto, para tenerlo en cuenta antes de salir de casa y ponerlo siempre en práctica con los demás, y para recordarlo al llegar a casa y no olvidar hacer lo mismo con tu familia. (Quizá te copie Teresa ;D)


Tienen la inmensa suerte de disfrutar de un precioso jardín todos los días del año, aunque en primavera y verano sean los meses que más tiempo pasan en él por cuestiones obvias. Teresa disfruta mucho cuidando de él y viendo como florece. ¿Y qué me decís de tener esta cama en medio del jardín? Bajo la sombra de uno de sus árboles para las siestas veraniegas o lo que se tercie…



Sus guirnaldas las podemos encontrar por toda la casa y es que, para los que no conozcáis a Teresa, ella es la artista detrás de las guirnaldas de tela más bonitas que vemos siempre en Instagram y en fotos de decoración. Es la reina también de la decoración con alambre, con el que hace lámparas y carteles con nombres, y personalizados con la temática que cada uno quiera.
Una de mis partes preferidas de la casa es el salón con esos grandes ventanales con vistas al jardín. Me gustó muchísimo el juego de luces que hacen las hojas de los árboles en el suelo cuando entra el sol. Yo, que soy doña luces y sombras, os podéis imaginar que me quedé un buen rato disfrutando y fotografiando esos reflejos.


En el aparador antes de salir al jardín tiene una escultura hecha por su hija mayor que es una maravilla. Todos sus hijos han ido a escuela Waldorf y tienen un don especial para las artes plásticas, muy especialmente ella, como me comentaba Teresa.


Comencé la entrada del post con una cita suya sobre su pasión por la música y es que, si algo me ha unido siempre a Teresa y por eso nos hemos entendido siempre tan bien y nos hemos hecho grandes amigas, es por nuestro amor por la música, ella mucho más purista que yo, como podemos ver en su rincón del salón dedicado a esa gran pasión, con cientos de vinilos y un tocadiscos para escucharlos como debe ser.

Yo es que sin música no puedo vivir. Ya de pequeñita era una loquísima de la música. Escuchaba una canción que me gustaba, donde fuera, y necesitaba saber qué canción era, quién la cantaba. Porque la quería para mí. La quería volver a escuchar. Era como una obsesión. No paraba hasta conseguirla.
«Y antiguamente no era tan fácil. Tenías la tele, la radio, las tiendas de música, las revistas, los bares… pero no podías decir como ahora esta canción la quiero me voy a internet y la tengo al instante. Tenías que investigar primero y luego encontrar el disco en las tiendas.
Y así toda la vida, coleccionando canciones y grupos que me flipan, yendo a conciertos, grabando listas, escuchando música a todas horas sin dejar de descubrir grupos nuevos continuamente.
Fue a finales de los 80, cuando me mudé a Madrid, que encontré concentrado y a lo bestia lo que a mí me ponía del revés. El rock’n’roll, punk, pop, garage, new wave, power pop más molón del mundo. Garitos que eran autenticidad pura. Las carreras a la cabina que me pegaba emocionada para preguntarle al pincha qué era lo que estaba sonando. Lo que aprendíamos. La música me ha mandado siempre. Si no me gustaba la música de un bar, no entraba. Y así seguimos.»


Y tanto es así, que ha querido hacer una lista especial para vosotros con 50 temas que están dentro de su lista de favoritos.
«En esta lista están algunas de las canciones que reflejan un poco todo esto. Desde los grupos más conocidos y consagrados a grupos desconocidos para la mayoría pero igual de importantes para mí.
50 canciones. No están todas las que son pero absolutamente sí son todas las que están.
Espero que la disfrutéis mucho.
Play it loud!«



Desde la entrada de la casa sube una preciosa escalera de caracol muy arquitectónica tanto si se mira hacia arriba como hacia abajo.
En el piso de arriba se reparten las habitaciones. Me cuelo en la habitación principal, la de Teresa y su marido, sencilla, llena de detalles hechos por ella y un poco de cambalache como ella decía, pero que le encanta. «La luz que entra me da mucha paz», y es que no hay nada mejor que una casa con una luz bonita que te da serenidad y felicidad. Para mí, lo es todo desde luego.


En la siguiente habitación que me cuelo es en la de su hija mayor, me hizo ilusión ver una habitación de adolescente. Estoy acostumbrada a fotografiar casas donde los niños normalmente son pequeños, la más cercana a la adolescencia fue la de Lila & Tom, y me gusta ver cómo las decoran, porque llegado un momento, son ellos los que pasan a decidir qué es lo que quieren poner en su cuarto y cómo lo quieren. Y es una fase que me encanta. ¿Cómo irá evolucionando la de mis hijas?
La de la hija de Teresa es personalidad pura.

Un moodboard gigante hecho por ella con recortes de revistas es el protagonista indudable de toda la habitación.


Las guirnaldas de su Teresa cuelgan por toda la habitación, la lámpara del techo también está hecha por ella, en la mesilla hay flores de su jardín y velas, tiene un pequeño tocador, el sueño de muchas niñas (de una de las mías desde luego), hay plantas y detalles personales por todos lados.




De la parte de arriba me encanta el distribuidor con una librería conjunta y las vistas de la planta de abajo cuando te asomas por la escalera.

Me gustó muchísimo el dibujo que forman las escaleras cuando se miran hacia abajo desde la planta de arriba, dejando ver un poco de jardín y de la luz que entra por las ventanas.


Y dejo para el final el ático donde tiene su centro de operaciones, el lugar donde sucede la magia y todos nuestros pedidos se hace realidad. Donde el color y las telas campan a sus anchas por todos lados y dónde ella pierde la noción del tiempo creando.
Lo que Teresa hace es único, con esa mezcla de colores y estampados que desarrolla como nadie. Sus guirnaldas de tela llevan acompañándonos desde que Martina y Lola eran pequeñas y además de decorar su habitación, las llevamos siempre con nosotros para cualquier celebración, porque cuando las tienes, no necesitas mucho más.
Como veis, la casa de Teresa es pura vida, así la definiría, muy al estilo de Costa Rica ;D. Será porque su energía es contagiosa y se siente por toda la casa. ¿No os pasa que hay casas en las que entráis y os transmiten buena energía? Pues eso es exactamente lo que sentí en la casa de Teresa Abaitua, no me esperaba menos de ella también es verdad. No dejéis de dar una vuelta por su tienda online, es un acierto seguro para regalar siempre.
Bueno Teresita, tarde, pero aquí está tu regalo de Navidad.
Y a todos los demás, Felices Fiestas en petit comité, pero felices de poder seguir celebrando la vida. Espero que esta entrada vuelva a ser la primera de muchas. Tengo que coger fuerzas para el 2021 porque ¡allá vamos!
Sed felices.