Si es bonito es feliz… donde sea que la vida te lleve.
Andrea Amoretti
Ese es uno de sus lemas, ella es la que nos animó a todas a buscar el estilo que nos hace felices hace ya tiempo, cada una el nuestro, sin necesidad de vivir a golpe de tendencia.
Conocí a Andrea Amoretti hace ya casi 5 años. Ella fue alumna de nuestro primer curso de Hello! Blogging en Hello! Creatividad y nos conquistaba con sus pistas de estilo y su facilidad de palabra y nos impresionaba con sus 5 hijos. Porque cuando yo apenas acababa de dar a luz a Lola ella ya tenía 5 y a mí me parecía toda una proeza. Y aún hoy lo sigo pensando, pero qué bonita proeza, todo hay que decirlo.

Y llegados a este punto, creo que crecemos más con lo que improvisamos que con lo que planeamos.
Andrea Amoretti
Andrea lleva ya a sus espaldas 4 mudanzas y cambios de país, y desde hace ya dos tiene fijada su residencia a las afueras de Londres, en una casa de película donde disfrutar de una Inglaterra más de pueblo y campo, como a ellos les gusta vivir.
El pasado mes de julio y después de meses esperando ese momento, me fui a verla a su casita inglesa y allí pasamos unos días muy especiales, a pesar de que Adele, el motivo que me había llevado hasta allí, nos dejó «plantadas» unas horas antes o más su bien su voz. Pero puede que fuera el mejor no concierto de mi vida. De no haber tenido a Adele como excusa, estoy segura de que nunca habría encontrado el momento idóneo para ir a verla y pasar un finde semana allí inolvidable.
Una cosa es conocer a Andrea a ratitos y otra muy distinta (y mejor), es convivir con ella y con su familia durante 4 días, aunque lo cierto es que me habría quedado allí todas las vacaciones.
Su casa muy típica inglesa, está amueblada toda entera con muebles suyos que ha ido recopilando a lo largo del tiempo y que siempre lleva consigo en cada mudanza.
«Técnicamente yo creo que si metes en un saco lo industrial, lo rústico y el savvy chic te saldrá algo parecido a mi estilo decorando aunque me gusta poco ponerme etiquetas estilísticas. Tengo muchas influencias, mudanzas, casas, países… y eso es lo que más ha ido conformando mi estilo decorando.»
Me encantó ver a Andrea en su salsa y vivir su forma de llevar la casa, su relación con sus hijos, su forma de lidiar con ellos y de encontrar ese rato para cada uno y para ella misma. Y todo con bastante naturalidad la verdad.
Durante estos días fue cuando me enganché a su forma de utilizar los aceites esenciales y a sus rituales felices. Llegar a casa, ponerse unas gotas en las muñecas y encender el humidificador con alguna de sus mezclas de olores (bergamota, mandarina, limón, lavanda…) o tomarnos un té bien calentito y hablar sin parar hasta las mil de la madrugada.
Su casa de Londres es bonita en sí misma, con esos ventanales, las vistas al precioso jardín, las escaleras… y esa cocina… Pero sin duda llenarla de todo lo suyo la hace especialmente acogedora.
Para Andrea una casa no es un hogar sin «orden y desorden, la manera en la que la habitamos, los rituales y los rastros que van dejando todos los que viven en ella. Las casas y sus objetos son en parte nuestro reflejo pero también tienen una personalidad propia que nos influye. Tienen un tipo de vida por sí mismas que se multiplica y expande con la vida de las personas que la viven. Y de esa fusión nacen los hogares en mi opinión. «
Y sin duda ella sabe sobre como fusionar estilos y tipos de muebles.
Por la casa entran, salen, suben y bajan niños como si tal cosa. Se traen amigos, se montan una tarde de manualidades, una sesión cine en el proyector del salón, o una noche de amigas.
Hubo una noche que estuve tentada de unirme a ellas y tumbarme como una más a ver Grease en el salón, porque en ese momento me pareció el planazo, pero me contuve y aproveché para dormir más horas de lo que normalmente estoy acostumbrada que tampoco era mal plan. Aunque sé que ellas me hubieran acogido de mil amores, porque otra cosa no, pero el apellido Amoretti no es casualidad, en casa te acogen desde el principio como si fueras de la familia.






Suena When you´re smiling de Billie Holliday en la playlist de verano de Andrea, y mientras ella trabaja un ratito en el despacho, yo aprovecho para fotografiar la casa y me hago invisible para ver todo lo que pasa por allí, sin que apenas se den cuenta y puedan seguir siendo ellos mismos.
Y así es como me encuentro a Claudia y su amiga Valentine bailando y jugando en el salón, subiendo y bajando sin parar las escaleras, tocando la guitarra, o dejándose notas de amigas por los cuadernos. Lucía se marca unos pasos de baile en el pasillo y Paco, aishh Pacouuu, a él siempre le pillas hablándote en spanglish y tratando de decirte algo, pero no siempre sabes bien el qué. Martina y Adriana se han ido a casa de otra amiga y el jefe indio está todavía en el trabajo…
«En esta casa no he conseguido tener un rincón favorito pero encuentro refugio en todas las mesas de la casa. Y voy saltando de una a otra… la de la cocina, la de mi despacho, la del salón, la de mi hija mayor, la de los invitados… viviendo aquí he llegado a la conclusión de que mi hogar son mi marido y los niños… y una mesa».


El despacho de Andrea está lleno de muebles de madera antiguos y ha colocado el escritorio desde el que trabaja frente al gran ventanal. Siempre le gusta trabajar mirando hacia afuera si puede ser. La pieza más especial sea quizá ese Chester que presidía su casa de El Escorial antes de que se mudaran a Londres y que tan buenos ratos les trajo. Todos se enamoraron de él, así que cuando se mudaron pidieron a Elena, su dueña, que por favor se lo vendiera, y finalmente accedió.

El chéster tiene una historia que es nuestra vida hecha mueble.
Desde que Andrea llegó a Londres se refugió mucho en la cocina, en aprender a cocinar y comer bien y cambiar de hábitos. Y empezó a leer mucho, a probar, a experimentar y la verdad es que escucharla hablar sobre recetas y cocina ahora es un gusto. Es una de mis tareas pendientes año tras año.
Una cocina sin grandes complicaciones, basada sobre todo en productos frescos que compran de primera mano y guardan en sus cajas de madera apiladas en la cocina.
Alrededor de esa gran mesa de comedor es donde gira su vida familiar, desayunos, cenas, sobremesas… como en las grandes pelis americanas, pero real como la vida misma. Y con una colección de tazas del Starbucks de cada sitio del mundo por el que ha pasado alguno de ellos.
No todo en estos años ha sido fácil, no todos los cambios han ido siempre bien a la primera, pero el tiempo le ha enseñado que para ser feliz también tiene que haber sombras.
Con ella aprendo siempre, pero últimamente más que nunca, sus newsletter semanales siempre aportan algo, y eso, en este mundo sobreinformado en el que vivimos, no siempre es fácil.
Y precisamente porque no siempre todo es 100% maravilloso aunque en las fotos pueda parecer una vida idílica, he querido terminar el post con un trocito de texto de su última newsletter que habla precisamente de eso, de los momentos no tan felices, pero igualmente necesarios. De toda esa escala de grises que es donde sucede la vida.
«Este año he aprendido a entenderme positivamente con lo negativo. Que es un matiz que da para mucho. Y algo para lo que creo que estamos algo perdidos porque apenas hay «cultura» que defienda lo que está en la sombra.
(…) No se me olvida cuánto se sufre cuando se sufre. Ni quiero que se me olvide nunca.
Me siento privilegiada y afortunada en muchas cosas. Pero quiero dedicar la última news de este año a reflexionar sobre la importancia de la tristeza, el cansancio, el dolor, los miedos y las penas. Esos grandes castigados.
Nada sabe tanto de tu luz como tu sombra.
Y no hay un sitio mejor desde el que puedas tomar impulso.
A veces le pedimos a la vida que nos cambie una situación cuando en realidad es esa situación que tenemos delante la que vino para cambiarnos a nosotros.
La vida es una mezcla de muchas cosas y todas compatibles. Todos tenemos historias no tan bonitas que contar, aunque a veces no lo parezca. Y nos merecemos poder contarlas.»
Poco más que añadir.
Gracias por todo Andrea…
PD: Si os habéis quedado con ganas de ver y saber más de ella, en este post podréis ver la entrevista y el video que le hemos hecho sobre su trayectoria y eso experiencia.
Como siempre me ha encantado esta sección y me ha encantado la casa de Andrea. Enhorabuena a las dos, y si, la verdad a la vista está que fue un gran no concierto 🙂
Unas fotos preciosas. Yo también llevo unas cuantas mudanzas y todavía las que me quedan…y eso siempre te hace ver en 360° y tu hogar siempre se llena de historia. Me ha encantado!
Un beso
Enhorabuena por las imágenes Bea, me encanta cómo has captado esas escenas cotidianas que nos permiten conocer un poco más a la maravillosa Andrea, su casa y su familia.
Esta es la primera vez que te leo después de convertirme en Mamá. Se me ha hecho difícil encontrar tiempo para mí y este ratito lo he disfrutado mucho. Qué Diosidencia que sea éste el primer post que leo. Después de que nació Pau, se me ha hecho difícil entender dónde está mi lugar (en Colombia con mi familia, en España con la familia de Gerard o en Inglaterra donde vivimos nosotros 3). Me quedo con una frase: “Mi hogar son mi familia y una mesa”.
Gracias!
Bea: ¡sin palabras!
Me hechizan tantísimo tus imágenes, tus fotografías, los detalles que captas, la esencia y la vida que transmiten que, a veces, me olvido de leer el texto, y tengo que volver a «subir» en busca del texto que se me escapó…
Y, otras veces, tus palabras, y en este caso, evidentemente, las de Andrea también, me cautivan de una manera tan natural como necesaria, y me llevan a reflexionar de una manera pacífica e íntima sobre esas «cosas» tan importantes que la vida nos ofrece, nos regala, nos muestra y que todos sabemos que no son cosas: nunca son cosas. Me fascina tu actitud ante la vida, Bea, ya lo sabes. Andrea: tú también me fascinas. Sois seres humanos, mujeres, hermosas, por todo lo que sois y, especialmente, por todo lo que no sois ni nunca seréis. Gracias, chicas
Cómo me gustan estos posts, Bea!!!! Siempre me guardo un par de ideas en pinterest☺️
Qué paz siento! Gracias Bea! Y gracias Andrea.
Un beso!