![]()
A principios de diciembre mi madre y yo nos escapamos a conocer a Lucas, su primer nietO, mi primer sobrinO y a disfrutar de unos días en familia en nuestra querida California.Con ellos también cerrábamos un precioso año de historias Bugaboo. Historias que han sido todo un placer fotografiar y contar en el blog…
Desde que Michella y mi hermano se fueron a vivir a California hace ya más de un año, supimos que inevitablemente se iba a convertir en nuestro segundo hogar. Que no visitaremos tanto como nos gustaría, pero en el que desde luego siempre nos sentiremos como en casa. Y desde que nos enteramos que iban a ser papás, mi madre cerró unos días en el calendario para ir a verles y yo, aprovechando mi «carnet de autónoma» me escapé con ella. Para muchas cosas no será muy idílico este «carnet», pero para estos casos concretos (y muchos otros) es una pasada.
Aproveché también para realizar la última de mis historias Bugaboo de este año, que tan buenos momentos nos han traído. A ellos les tocó el Bugaboo Weekender, un nuevo modelo del Donkey de Edición Limitada, con detalles en cuero, bolso a mano y mucho estilo.
Así que hoy os traigo un poco de esos días que pasamos por allí y algunas direcciones o planes por si algún día viajáis a California. Algunos sitios como Venice se repiten, pero con alguna recomendación diferente. Podéis sumar este post a los anteriores que hice ya hace más de 2 años.
Comenzamos por:
SAN DIEGO
Aunque fuimos a pasar allí el día, lo cierto es que entre la comida, mi cita con Monti y que luego teníamos cena por la zona ( a las 17h) en casa de unos familiares de Michella, no pudimos conocer bien la ciudad. Yo estuve hace muchísimos años, pero ha cambiado mucho desde entonces.
Lo que si os puedo recomendar son tres cosas:
- Dar una vuelta por el Farmer’s Market si da la casualidad que vais en fin de semana.
- Comer o tomar el brunch en Craft & Commerce, Fue simplemente espectacular la comida. Cierto es que era nuestro segundo día allí y veníamos con ganas de comida americana, pero me tomé los mejores huevos Benedict que me he tomado nunca.
- Paseíto por el puerto y paseo marítimo. Si finalmente volvemos con las niñas este verano, uno de los planes es volver allí, así que probablemente os pueda contar un poquito más. Es lo bueno dejarte cosas por ver, que tienes la excusa perfecta para volver :).
Nuestra segunda parada al día siguiente fue:
NEWPORT BEACH
Fue una zona que apenas pudimos ver la vez anterior y que nos gustó especialmente. Por un lado, porque al ser invierno, y aunque el invierno de allí no es que sea helador, no había prácticamente un alma por las calles y la playa estaba desierta. Y tener el gustazo de pasear por sus calles prácticamente solos nos pareció un lujo.
Lo segundo porque nos llevaron a una zona de casitas, «The Wedge», de esas que si te tocara la Lotería no sabrías con cuál quedarte, que nos encantó. Imponentes, bonitas y de muy buen gusto la mayoría de ellas.
Paseamos por sus calles durante horas, deleitándonos con la arquitectura de algunas de ellas, la decoración exterior de otras, las plantas y jardines…
Todo cuidado al extremo y limpio como la patena como buena zona que es.
Tener una casita aquí, un lujo al alcance de unos pocos. Mientras el resto disfrutamos paseando por sus calles y su playa, que eso no cuesta dinero, es la mar de agradable y te invita a soñar durante un rato…
Cuarto día de viaje, ¡nos vamos a L.A!
LOS ÁNGELES
Los días allí pasan rápido, íbamos sin prisas y respetando las tomas de Lucas, al fin y al cabo la finalidad primera del viaje era pasar tiempo con ellos, así que nos lo tomábamos todo con bastante filosofía. Luego estaban los trayectos entre los sitios. Y sí a todo eso le sumabas que anochecía pronto y allí las cenas son mucho antes, los días se nos pasaban en un abrir y cerrar de ojos.
Los sitios típicos de L.A. ya los conocíamos, así que decidieron llevarnos a un nuevo barrio del que una amiga les había hablado fenomenal: el Art District de Los Ángeles.
Un barrio en pleno crecimiento que me recordó mucho al de Dumbo en Nueva York. Antiguamente era una zona industrial abandonada que ahora han reconvertido en la «más creativa» de la ciudad. Los loft industriales han pasado a convertirse en tiendas y galerías de arte y muchos artistas han fijado allí su estudio.
El color estalla casi en cada pared, en cada esquina y todo el que se mueve por allí, entre nosotros, es un «hipster» de libro (dicho desde el cariño y respeto).
Pero hay que reconocer que el barrio está muy bien, el paseo por la zona es muy agradable y en las tiendas te lo llevarías todo, pero por suerte los precios en la mayoría no son como para «picar fácil» así que eso que nos ahorramos, a pesar de todo, os dejo con 3 direcciones que nos gustaron mucho:
Una de las tiendas preferidas de mi socia Mar y de la que tanto había oído hablar y de golpe y porrazo me la encuentro nada más torcer la primera esquina. Locura total, los ojos no saben hacia dónde mirar, te hacen chiribitas, empiezas a hiperventilar, y finalmente como lo quieres todo, colapsas y no te llevas nada. Muy típico mío. Bueno si, a las niñas les llevé unos cuadernos para colorear de Andy Warhol que no han soltado desde que se los dí.
En la misma calle que Poketo y apenas unos metros más allá. Todas las tiendas son muy especiales porque conservan un toque de su carácter industrial y eso les da mucho encanto, especialmente a Alchemy Works, que por tener tiene hasta un coche antiguo dentro que van cambiando. Es tienda, galería y espacio para eventos al mismo tiempo, y su selección de producto es de 10.
Me encantó su selección de libros de fotografía, arte e interiorismo, sobre todo uno gigantesco de Annie Lebovitz que tenían apoyado en un atril. Realmente impactante. Y también los sombreros. Fueron encantadores, aunque en realidad en los EE.UU, todo el mundo lo es. En ese sentido no podemos decir ni pío sino todo lo contrario.
Y después de una mañana de tiendas, teníamos la comida más que merecida. Decidimos quedarnos a comer por la zona antes de poner rumbo a Venice Beach y acertamos de pleno en un sitio de perritos calientes con salchichas de diferentes tipos del mundo que estaban espectaculares. O quizá era que teníamos mucha hambre, pero el caso es que nos supo a gloria.
El sitio se llama Wurtstküch, y aunque al entrar pueda parecer que es pequeño y que ni siquiera tiene sitio para sentarse, dadle una oportunidad y pasad al fondo, os encontraréis con una sala diáfana con mesas grandes y mucho espacio para comer. Una gozada. En las mesas tienen además botes con pinturas para que los niños (y los mayores) puedan pintar lo que quieran en el mantel de papel.
El Bugaboo Weekender se adaptó a la perfección al trote del viaje y es perfecto para poder llevarlo todo a mano sin cargar con nada.
Allí los espacios y las calles son amplias por lo que conducirlo es una gozada. Y nos sirvió de cambiador a lo largo de todo el viaje y cumplió su función con creces.
Me encantan sus detalles en piel y la amplitud de todos sus compartimentos, una maravilla cuando vas cargada con mil cosas.
Y ya por último y para terminar, nuestra querida…
VENICE BEACH
No podíamos volver a casa sin pasar por allí, ver el atardecer, pasear por la playa y cenar en nuestro asiático favorito, Mao’s Kitchen, del que ya os hablé la vez anterior. Si alguna vez vais a Venice, tenéis que ir si os gusta la comida china de calidad. Las raciones gigantescas os aviso, ¡y deliciosas!
Uno de los sitios que no llegamos a ver el año anterior, fue el skate park situado en la misma playa de Venice. Me hubiera pasado allí horas viendo a los chicos y chicas haciendo skate. Una gozada verles deslizarse y saltar con tanta facilidad.
Fueron unos días inolvidables, viajando de una manera que nunca antes había hecho, sin niñas, sin marido, sin el resto de la familia… pero la verdad es que los disfrutamos mucho que era de lo que se trataba. Esos trayectos en coche, los desayunos con la casa en paz, las horas leyendo en el jardín con Lucas en brazos, los paseos, las tradiciones navideñas…
Todavía no hace un mes que volví y ya tengo morriña…
¡Feliz semana a todos y Feliz año por si al igual que la semana pasada, no me da tiempo a pasar por aquí (aunque lo intentaré).
Qué bonito lo cuentas!
Te he ido viendo las fotos en instagram y eran de envidia máxima, por la tranquilidad que transmitían. Sin esa sensación de «venga vamos a aprovechar el tiempo que ya que estamos aquí…» sino de aprovechar el tiempo disfrutando sin más, desayunando tranquilamente….
Por lo que veo en verano más!
Que tranquilidad, me ha encantado seguirte en este viaje.
Hace unos meses volvió una muy buena amiga que se fue a vivir a San Diego, así que perdí mi oprtunidad de ir, digamos con casa jajajaja.
Eres my afortunada y Lucas es precioso, que te voy a decir ya que no sepas.
Me encantan las fotografías y el paseo que hemos dado gracias a ti.
Un beso y Feliz Año
Muy bonito Bea! Las fotos de «10» como siempre, un viaje muy agradable y muy bien aprovechado! FELICIDADES
Pero qué preciosidad de fotos, viaje y sobri.
Bea, de USA siempre te traes fotones ❤ Viaje precioso
¡Que fotos chulas!. Estoy loca por ir California, que todavía no me ha dado la vuelta, ya tomé nota de todas tus recomendaciones para cuando me toque. Gracias por compartirlo.
¡Un abrazo!
Increíbles las fotos! La verdad es que estuvo muy bien teneros por aquí y que conocierais a Lucas! Y nosotros encantados con el carrito, la gente por la calle no para de decirnos lo que les gusta.
Habrá algún destino, alguna ciudad, pueblo, paisaje que se te resista? Algún país, continente, planeta que no seduzcas con tu cámara? Me ha encantado el paseo a través de tus fotazas, que tienen, muchas veces, un punto muy chulo como de «fotoperiodismo de lo cotidiano»… A mí me fascina! Felicidades, Bea.
PD. 1.- Sois una familia de guapos de verdad!
PD. 2.- Durante el 2017 seguiré dejando mi zapatito, a ver si cae algún curso… muy muy especial… ;))))
Un abrazo grande, Bea!