A menudo, cuando viajamos en coche, se repite una escena que estoy segura a más de una le sonará. “¿En qué piensas?” le pregunto a mi marido que como siempre lleva esa cara fúnebre de concentración extrema como si fuera al volante de un monoplaza en el Gran Premio de San Marino. “En nada, estoy conduciendo” me contesta invariablemente el muy osado.
¿Cómo que “en nada”? Imposible. Es más, no sólo estoy convencida que me está ocultando toda clase de tórridas fantasías si no que, en realidad, creo firmemente que es física y neurológicamente imposible no pensar en nada. Por lo menos a mí no me ha pasado nunca.
Mis ratos al volante son amenizados por el carrusel incesante de mis agonías vitales: ¿He sacado el pollo del congelador? ¿Acabará el calentamiento global con la humanidad tal y como la conocemos? Y esta chica, Sienna Miller, ¿cómo hará para que le quede el flequillo tan mono? A ver si Merkel se pone de acuerdo con los turcos y solucionan el desaguisado este de los refugiados. No hay derecho, pobre gente. Hablando de pobres, ¿nos habrán ingresado ya la nómina? Qué ruina de mes… y este lunar ¿es nuevo? ¿no será maligno? Y así puedo ir desde Málaga hasta Vigo sin un minuto de silencio mental, lo cual explica mi tendencia a pasarme las salidas y a no aprenderme los itinerarios ni queriendo.
He de reconocer que antes, al comparar el silencio cerebral de mi marido con la verborrea incesante de mi córtex frontal, me tenía por más sofisticada, como si fuera una artista atormentada por la profundidad y solemnidad de mis ideas.
Hasta que el año pasado me agoté a mí misma con tanta cháchara insustancial y no me quedó más remedio que aceptar que la incontinencia mental no es más que una compulsión tan banal como comerse un bote de Nocilla a cucharadas o chuparse tres temporadas de Prison Break en tres días. Mea culpa.
Allá por Junio andaba yo arrastrándome por las esquinas descubriendo el grado de cansancio para el que inventaron la palabra exhausto. Por supuesto, lo primero que pensé es que me quedaban dos telediarios y me personé en mi médico de cabecera dispuesta a recibir el más terminal de los diagnósticos. Cuando me mandó a casa con un sutil está usted sana como una manzana pero tiene cinco hijas, cómo no va a estar cansada no me quedó más remedio que hacer examen de conciencia para dar con la causa de mi agotamiento vital.
Fue por aquel entonces cuando me enganché a las charlas TED. Probablemente ustedes serán personas normales y comedidas, yo no. Cuando digo que me enganché a las charlas TED digo que me vi por lo menos doscientas, una detrás de otra, que me conozco a los ponentes como si fueran de mi familia y que me dejé una fortuna comprándome todos los libros que habían publicado. Y así fue como llegué a la charla TED más vista de todos los tiempos, la de Sir Ken Robinson School kills creativity, y tuve una revelación.
Verán, lo que me faltaba era concentración, así de fácil. Pero no se trata de la concentración necesaria para enhebrar una aguja. No, me refiero a ese proceso de atención extrema que nos lleva a olvidarnos de todo. Ese momento en el que estamos tan inmersos en una actividad, tan ajenos a todo lo demás, que nuestro cerebro apaga los miedos, los prejuicios y las limitaciones autoimpuestas y da lo mejor de sí mismo, sin más. El instante exacto en el que nace la creatividad y somos capaces de dar un paso más allá y hacer algo de lo que no sabíamos que éramos capaces.
Y de eso precisamente habla Ken Robinson en sus libros de manera amena, accesible y entretenida, de encontrar lo que él llama tu elemento. Un sitio interior que puede ser tan poco glamuroso y artístico como el mío, una hoja Excel, y que, sin embargo, es donde nace tu creatividad y la satisfacción única del trabajo bien hecho.
En (1) Out of Our Minds: Learning to be Creative y (2) Escuelas Creativas nos presenta la revolución educativa necesaria para convertir los colegios en un lugar donde los niños puedan desarrollar sus capacidades creativas y sus talentos más allá de las áreas académicas convencionales.
Otro autor que ha escrito mucho el poder de la concentración y la creatividad es el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, llamémosle Mitch. En sus libros (3) Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad y (4) Creatividad: El fluir y la psicología del descubrimiento y la invención y la invención hace una distinción muy interesante entre el proceso creativo individual y La Creatividad con mayúsculas. Porque no es lo mismo que uno esté encerrado en su casa pintando obras maestras que nunca vaya a ver nadie que cambiar el mundo aunque sea un poquito.
La creatividad, la de verdad, puede que empiece como un impulso individual pero al final es un proceso colectivo que nace de la interacción de nuestras ideas con el resto del mundo.
Y luego ya tenemos la creatividad en su versión más brutal como nos las trae James Rhodes en su libro autobiográfico (5) Instrumental. Este es un libro a la vez muy fácil y muy difícil. Fácil porque James Rhodes, además de ser un gran pianista, es un entertainer nato y escribe con un estilo directo y mordaz que se lee de corrido como si te lo estuviera contando en un bar de copas. Y difícil porque nos habla sin eufemismos ni rodeos del peor de los traumas, el abuso infantil y sus secuelas devastadoras. Pero, sobre todo, es un libro sobre música, creatividad y su poder redentor. Como dice el autor: “Creativity is, for me, one of the most profound ways through trauma.”
Si lo que buscamos es creatividad para nuestros niños pocos lo hacen tan bien como el francés Hervé Tullet que con tres colores y un punto es capaz de crear un entretenimiento interactivo que ya quisiera Nintendo. Todos sus cuentos son especiales pero (7) Un libro es un punto y aparte.
Hablando de puntos, también es muy bueno (8) El Punto de Peter Reynolds, uno de los pocos autores infantiles que abordan el proceso creativo y la expresión artística en muchos de sus cuentos.
Otros dos cuentos que también desafían las reglas del cuento tradicional son (6) El Libro Sin Dibujos de B.J.Novak, el eterno becario de The Office (si no habéis visto esta serie no sé a qué estáis esperando, es desternillante) que ha batido todos los récords de ventas con este cuento sin ilustraciones y Journey de Aaron Becker, una preciosidad de álbum ilustrado que no necesita palabras para embarcarnos en un viaje fantástico.
Y ya para terminar no puedo dejar de recomendaros una joyita que todavía no he encontrado en español aunque espero que alguna editorial se anime pronto. Para los que os atreváis a leerles a vuestros niños en inglés (9) What Do You Do with an Idea? de Kobi Yamada es una maravilla con unas ilustraciones exquisitas de la ilustradora china Mae Besom que acaba así:
“And then, I realized what you do with an idea…
You change the world.”
Me he sentido tan identificada con el principio… Y puede ser eso, falta de concentración, nunca lo había visto así.
Al final voy a tener que comprar algunos de esos libros jaja
En mi caso mano de santo. Es que al final si nunca desconectas no descansas. Cuando te concentras aunque estés trabajando te relajas.
Qué guapa eres, por fuera como por dentro.
Lo nuestro es amor del bueno Patricia. Y lo que nos queda por leer.
Madre mía, esto es lo mejor que he leído en mucho tiempo. Madre tigre, soy fan tuya hasta la muerte
Veo que tú también eres de las de ir haciendo la lista de la compra mientras conduces, ¡qué cruz!
Jejejej… Yo también me siento totalmente identificiada. De hecho, muchas veces estoy tan inmersa en mi mente que no recuerdo nada de lo que estaba haciendo en ese momento. Me pasa mucho con el hecho de cerrar la puerta de casa. Siempre salgo pensando en mil cosas y alguna vez cuando estaba ya en la calle he tenido que volver para cerciorarme de que había cerrado!!!
Muy interesante el post Madre Tigre. Ya he tomado nota de varios libros. Mil gracias!!!
Qué gracias a mí me pasa mucho con colgar el teléfono. Se ve que llega un punto en la conversación en que la doy por terminada y desconecto, y siempre me queda la duda de si me he despedido o he colgado sin más.
Madre Tigre, como te echamos de menos…. identificada en la hiperactividad mental, habrá que echar un vistazo a esos libros 😉
¡Cualquier cosa por un minuto de paz!
Muchas gracias, gracias por esa capacidad de expresión y sintetización de ideas.. Hace tiempo que leí el libro «El Elemento» de Ken Robinsón, y fue esta lectura la que empezó a pellizcar mi curiosidad por buscar otras formulas para encontrar caminos alternativos.
Guauuuuu, cada vez vamos siendo más peregrinos!!
Pues igual te gusta Flow, tiene reflexiones muy interesantes.
Madre! Cuánto te echaba de menos…
Un placer, siempre. Yo tuve la suerte de opositar a full durante mucho tiempo, así que aprendí a concentrarme. La música también ejercita ese tipo de concentración. Es un estado mental que merece la pena visitar.
Solía decirles a mis alumnas que la concentración necesaria para opositar (etc) no se limita a las horas de estudio, sino que es una actitud vital, necesaria en cualquier proceso creativo o constructivo. Y se puede ejercitar.
Las recomendaciones lo molan todo. Apunto.
Besos.
Como me ha gustado!! He tenido que aguantarme para no soltar una carcajada en la oficina! Yo soy otra que sufre de sobre-estimulación mental.
Voy a apuntarme los libros. Genial recomendación!
Un besito!
Genial! Muy identificada con la verborrea mental, aunque hace tiempo que la tengo identificada y por eso conduzco casi siempre con música de fondo jaja no es infalible pero si lo que quieres es dejar de pensar a mí me va muy bien cantar 😉
Me apunto las recomendaciones! Muy buena pinta!
Chica, a ver si terminas la tesis y el editor llama de una vez a tu puerta!
Majestuosa, como siempre, tú y tus recomendaciones, que por cierto, tengo varios.
Gracias por esta pequeña vuelta al mundo 2.0, donde ya sabes que para mí ocupas un ilustre lugar.
Nuestra vida vuelve a ser, en parte, lo que era.
un beso
Ais, como me gusta leerte, eso si que es desconexión total!!
Voy a apuntarme algún libro, tienen buena pinta, mil gracias!!
Muchas gracias por las recomendaciones. Me ha encantado el diagnóstico de tu médico!!
🙂 …Me tranquiliza pensar que de las 9 recomendaciones 3 ya las tengo, así que sólo tendré que hacer hueco a 6 novedades… más. Parece ser que, de momento, cabemos todos en casa.
Me pasaría horas leyéndote: eres como una voz en off clarividente que con cuatro frases lo pone todo en su sitio. Seguramente se trata de creatividad verbal e intelectual… Me fascina tu manera de explicar, de quejarte, de proponer,… de escribir.
Sigo a Robinson desde hace mucho tiempo. Diría que por los mismos motivos por los que te seguiría a ti si te dedicaras, entre otras cosas, a dar charlas: la clarividencia, la sinceridad, la honestidad de sus ideas, el espíritu crítico, el sentido del humor, el ingenio, las soluciones sencillas y evidentes…
Siempre que he leído (y leo) a Robinson algo se retuerce dentro de mí al comprobar que nada acaba de cambiar en nuestro sistema educativo y en nuestra sociedad y que la creatividad y la atención al individuo, a la persona única, siguen siendo los grandes ausentes en este sistema obsoleto.
Yo también soy «excesiva» cuando algo me interesa, de manera que cuando empecé a leer a Robinson, le monté un altar y empecé a rezarle a diario para que en algún momento de nuestras vidas se produjera el cambio que nos acerque, definitivamente, más a Finlandia o Dinamarca y menos a la España trasnochada que no acaba de salir de su eterno período de transición.
Hace algo más de un mes colgué en http://www.nicecordelia.com un post dedicado, precisamente, a la CREATIVIDAD… a esa creatividad que algún día, todos, tuvimos, y que algún día, casi todos, olvidamos; igual te gusta:
http://nicecordelia.com/la-creatividad-que-olvidamos/
Un inmenso placer leerte, como siempre. Un abrazo.
Con permiso: «Es más, no SOLO estoy convencida DE que me está ocultando toda clase de tórridas fantasías SINO que, en realidad (…)»
Un saludo.
Cierto, muchas gracias, mea culpa. Eso sí, el sólo es intencionado, no me resisto 🙂
Qué talento tienes para ser consciente de las cosas, y luego ponerlas en palabras. Te hago la ola. Y voy a leer todos los libros. Ya tengo Amazon abierto.
Un beso
Qué gusto leerte siempre Natalia!! Mi córtex frontal también sufre de una verborrea insana, es agotador. Por eso es importante encontrar ese hueco, ese agujero, ese reducto de paz interior (que yo encuentro ordenando armarios). 😉
Madre mía Natalia, me iba a morir de risa cuando he empezado a leerlo. A tí lo que te pasa es que TIENES que ver The nothing box. Haz el favor de buscalo en YouTube, y reírte a mi salud.
Me encanta tu selección de libros, y cómo escribes, y Ken Robinson. Yo también padezco de verborrea mental, pero fíjate que las ideas se me ocurren más cuando estoy en un momento de exaltación mental que cuando me centro, claro que yo cuando alcanzo ese estado de concentración que se para el mundo es dibujando y más que creativa me convierto en hormiguita laboriosa como cuando haces punto supongo (quien lo haga) o cocinas. Pero probaré a relajarme y concentrarme (así sin fármacos y sin hacer la lista de la compra) que igual se me ocurre el súper ideón.
Gracias por los consejos, y estoy de acuerdo con lo escrito más arriba, eres muy guapa! Con razón tienes esos bombones de tigresas.
Feliz día 🙂
Jajajjaa!
Por un momento pensaba que era Bea quién lo había escrito, y he pensado: pues claro que no pienso en nada mientras conduzco, simplemente voy concentrado. Me alegra ver que no soy el único que le pasa…
Y me alegra ver que soy capaz de concentrarme en muchas ocasiones! 🙂
Primera vez que te leo y quede enganchada, sencillamente me encanto, soy maestra y me voy hacer de algunos de los libros que recomendaste y a compartirlos con mis amigas maestras y madres tambien, un abrazos fuerte desde República Dominicana!!
Hiperactividad mental, claro eso es lo que tengo! Jaja tan difícil que es parar un minuto, y más encontrar tiempo para leer, con lo que me gusta hacerlo…voy a buscar los libros que recomiendas, espero encontrarlos y más aún tener tiempo de leerlos, como he disfrutado este post…
Hombre Madre tigre! Qué alegría encontrarte por aquí! Me encanta cómo y sobre qué escribes y me dió rabia que cerraras el blog así que al menos te leemos de vez en cuando por aquí.
Muy identificada con la verborrea mental, con ser muy intensa cuando me intereso con algo y con la pasión por la lectura. Hoy has hecho creccer aún más mi cola de libros pendientes, pero algo que no coincidimos en absoluto es en saber buscar tiempo para ellos, grrr
Un abrazo y gracias x las recomendaciones!
Eres increíble. No sabes lo bien que me viene este post ahora que hemos empezado con nuestro proyecto. Necesitamos creatividad por un tubo. Mi elemento es un tablón de madera, aunque no sé si sirve como elemento, el caso es que cuando me quedo mirándolo fijamente durante unos instantes, comienzan a surgir en mi cabeza innumerables ideas, una vez ordenadas…voilá manos a la obra.
Besos a todas las que estáis por aquí.
¡Qué alegría volver a leerte! Se te echa mucho de menos. La hiperactividad mental creo que nos pasa a una gran porcentaje de las mujeres, sobre todo a las que somos madres. La semana pasada hubo un día que no me tocaba llevar a mi hija al cole (la llevaba mi marido) y me puse rumbo al trabajo y cuando me quise dar cuenta estaba…¡en la puerta del colegio! Había ido todo el camino pensando en mis cosas y no me había dado ni cuenta. Me apunto los libros recomendados, que un poco de ayuda nunca viene mal.
Bea + Natalia, pedazo de colaboración.
Natalia, me temo que yo tampoco conozco el silencio mental, como Bea bien sabe, y por supuesto, cuando me da por algo (léase series, libros, ideas, TEDs o lo qué sea) no tengo medida ni remedio… (cuántos episodios seguidos de 24 habré llegado a ver en una noche, cuántas noches en vela hasta que me he terminado el libro que he empezado esa misma noche 😉
Un placer leer el post y sentir que es como si fueras a escuchar a alguien a alcohólicos anónimos y te confortaras pensando que lo de levantarte a las 5 de la mañana como un resorte a vomitar ideas en un Excel tampoco es estar tan loca porque hay más seres como tú, jajaja.
¡Un besazo!!!
Natalia, ¡qué ilusión me ha hecho leer este artículo! 🙂
Ya de por sí el tono me ha recordado a la columna «Tinto de verano»
Natalia, ¡qué ilusión me ha hecho leer este artículo! 🙂
Ya de por sí el humor que desprende me ha recordado a la columna «Tinto de verano» que escribió en su día Elvira Lindo, pero es que además el tema de la creatividad me interesa mucho y también les tenía echado el ojo a los libros de «Mitch» y de Ken Robinson (se ve que tenemos intereses afines, porque la literatura infantil también me pirra).
Entiendo lo que dices de volcarte del todo en una tarea y perder la noción del tiempo (oséase, entrar en estado de «flow»). Cuando uno lo logra, ya sea enganchándose a un libro o escribiendo un texto, o construyendo un castillo de arena la sensación es genial, y creo que los niños tienen más capacidad de ensimismarse así, por lo que hay que darles el tiempo necesario y no interrumpirlos constantemente, ni ofrecerles múltiples distracciones, ni encorsetarlos con un currículo académico que no contemple la curiosidad, el gusto por aprender.
Te recomiendo una compra más (muahahahaha): se trata de «El camino del artista para los padres», de Julia Cameron. Creo que te gustará. 🙂
Un abrazo.
Iraide
¡Oh! Y esta web también está muy bien: http://creatividad.ancabalaj.com/
Muy bueno, mi marido es capaz de no pensar en nada. Le envidio y le creo, porque lo hace mucho. Los libros de Hervé Tullet maravillosos, que distintos somos unos de otros, por suerte……….. Hace poco lo había en una biblioteca y una madre dijo: madre, no cojas ese libro es un rollo, no tiene nada……………….. No le dije que tengo todos los de ese autor en casa y que me parecen maravillosos claro……………..
Muchas gracias por todas las recomendaciones. No nos podemos olvidar de la importancia de las emociones en todo el proceso creativo … Os dejo el enlace a un par de informes que se pueden descargar y que también merecen realmente la pena: http://www.fundacionbotin.org/educacion-contenidos/investigacion-e-informes.html
Me ha encantado, yo necesito controlar el modo centrifugado de mi cabeza, sobre todo en las rotondas, no conocia ninguno de los libros salvo el punto ¡ muchisimas gracias por las recomendaciones !
Me ha encantado este post.
Siempre he mirado con cierto recelo a las personas que responden que no están pensando en nada. ¿Cómo pueden estar pensando en nada cuando en mi cabeza no paran de llover frases sueltas, imágenes, pequeñas melodías de canciones que no puedo dejar de tararear, y un sin fín de listas con tareas por hacer que se agranda y agranda hasta el infinito?
Pero es bueno saber que a veces es cuestión de bajar un poco el ritmo, de concentrarse y ordenar esas ideas para crear algo nuevo. Así que muchas gracias por todas tus palabras.
Ojalá pueda conseguir «What Do You Do with an Idea?».
Besos desde Argentina.
Sol.